...

De un derrame cerebral a una nueva vida: la historia que inspira de Judith      


    historia que inspira

    Tabla de Contenido

    Tras sufrir un derrame cerebral, Judith Ortiz descubrió que nunca es tarde para comenzar otra vez. A través del movimiento, transformó su vida y hoy nos relata una historia que inspira a otros con su ejemplo.

    A los 71 años, Judith sintió que la vida le enviaba una señal. Comprendió que debía hacer una pausa, respirar y volver la mirada hacia sí misma.      

    “Dios me dio una segunda oportunidad para dedicarme a mí”, dice con la serenidad de quien ha aprendido a valorar cada instante.

    Judith creció entendiendo que nada llega fácil. Comenzó a trabajar a los 13 años, formó una familia, y cuando la vida la enfrentó a una relación difícil, tomó una decisión valiente, seguir adelante sola con sus cuatro hijos. “Siempre me propuse sacarlos adelante y darles las oportunidades que yo no tuve”, recuerda con orgullo.      

    Del estrés al renacer

    Durante años, el trabajo fue su motor, hasta que su último negocio —un restaurante— le exigió más de lo que su cuerpo podía resistir. “El estrés era constante, hasta que un día mi cuerpo colapsó y tuve un derrame. Mis hijos me dijeron que no podía seguir trabajando. Me costó aceptar esa pausa”.

    Acostumbrada a la actividad y al movimiento, quedarse en casa fue todo un reto. Empezó a tejer, a buscar cosas que la mantuviera ocupada, pero algo en su interior le pedía más. Hasta que su hija la invitó a dar el primer paso hacia lo desconocido, hacer ejercicio.

    “Nunca había hecho deporte, pero decidí intentarlo. No imaginé que esa decisión transformaría mi vida”, confiesa Judith.      

    Descubriendo el poder del movimiento

    En su primera visita al gimnasio, Judith conoció a una instructora que la motivó a creer en sus capacidades. “Ella despertó en mí algo que tenía dormido. De niña soñaba con tener una bicicleta o unos patines, pero nunca pude. Hoy estoy cumpliendo esos sueños”, señala Judith.

    Cinco años después, Judith no solo recuperó su salud, sino que transformó su manera de vivir. Juega tenis, pádel, nada, patina y participa activamente en las actividades deportivas de Compensar, lugar que considera su segundo hogar.

    “Allí encontré amistades, energía y alegría. El deporte me dio una nueva razón para levantarme cada día”, relata con orgullo.

    También te puede interesar: El deporte, más que una competencia: un aliado del bienestar

    Reinventarse después de una crisis: una lección de vida

    Judith demuestra que siempre hay tiempo para comenzar otra vez; reinventarse no depende de la edad, sino de la actitud y del deseo de vivir mejor.      

    “El deporte me devolvió la alegría. Me siento viva, fuerte y agradecida. La salud es lo más valioso que tenemos, y uno no la valora hasta que la pierde”.  Su historia es una invitación a moverse, a intentarlo, a no quedarse quieto. Porque cuando el cuerpo se activa, también lo hace la mente, y la vida se vive con más bienestar.

    Dale play y descubre esta historia inspiradora que nos recuerda que nunca es tarde para empezar de nuevo.

    Inspirar con el ejemplo

    A sus 71 años, esta bogotana demuestra que nunca es tarde para empezar de nuevo. “Cada vez que alguien me dice que no puede, le respondo: inténtalo, aunque sea una vez. Si yo pude, tú también puedes”, dice Judith, quien no solo desafió los límites de su cuerpo, sino también los de su mente.

    ¿Estás listo para hacerlo tú también? Es hora de unirte al Club 60, un espacio pensado para ti, donde podrás mantenerte activo y saludable. Vivirás experiencias que fortalecerán tu cuerpo, mente y espíritu, con actividades lúdicas, educativas y de desarrollo personal. ¡Descúbrelo ahora!

    Suscríbete a nuestro Newsletter para contenido exclusivo


        Artículos relacionados

        Compartir

        Suscríbete a nuestro Newsletter para contenido exclusivo

        Ir al contenido