El impacto de la IA en las organizaciones está ocurriendo. La pregunta es: ¿estás preparado para adaptarte? Conoce las claves para integrarla con éxito en tu empresa.
Hablar del impacto de la IA en las organizaciones es una conversación necesaria y urgente. Más allá de adoptar plataformas o automatizar tareas, el verdadero valor de este proceso radica en la capacidad humana de adaptarse, liderar y transformar.
Es claro que la inteligencia artificial está influyendo en decisiones, procesos y modelos de negocio. Pero el verdadero impacto de la IA en las organizaciones no se mide solo en cifras ni en eficiencia operativa. El cambio real ocurre cuando líderes, colaboradores y las culturas empresariales evolucionan junto a la tecnología.
Pero, ¿estás liderando esa evolución o solo implementando herramientas? Ese es el eje de este nuevo capítulo del Conversatorio Colabora, en el que Juan Carlos García, gerente corporativo de Tecnología en Compensar, abre la conversación con Marcela Jiménez, directora comercial de Microsoft Colombia.
Sigue leyendo y descubre cómo la IA transforma no solo los procesos, sino también los liderazgos, las culturas organizacionales y el futuro de las compañías.
La IA es un medio, no el fin
Aunque hoy muchas organizaciones se enfocan en implementar herramientas de inteligencia artificial, el verdadero cambio ocurre cuando se entiende que esta tecnología es solo una parte del proceso.
La transformación más profunda viene de adentro: de las personas, de los liderazgos que se atreven a cuestionar y de las culturas que evolucionan. La IA no reemplaza el talento humano; lo potencia cuando se emplea con propósito y visión.
“Las personas no deben sentir miedo de que la tecnología los va a desplazar. La IA llegó para quedarse, pero no para desplazarte, llegó para ayudarte a hacer esas tareas repetitivas, a que seas más eficiente”, explica Marcela Jiménez.
“Si le tenemos miedo a la inteligencia artificial, no vamos a evolucionar. Debemos transformar nuestras capacidades humanas para trabajar con ella”, destaca Juan Carlos García.
Este enfoque rompe con el mito de que la IA viene a desplazar. En cambio, propone una cultura donde el conocimiento humano se complementa con la tecnología para lograr mejores resultados.
Las tecnologías evolucionan, pero el propósito permanece
La inteligencia artificial cambia, mejora, sorprende, pero lo que no debería cambiar es el propósito que guía su uso. El foco debe estar en lo humano, en las necesidades que buscamos resolver con la tecnología. Preguntarse, ¿para qué la estamos usando?
“Podemos hablar de machine learning, de IA generativa, de GPTs, pero si no hay un propósito, eso no tiene sentido”, afirma Marcela Jiménez. “Si pierdes el propósito, pierdes la oportunidad de hacer una transformación real”.
Por su parte, para Juan Carlos García, “la tecnología tiene que resolver un problema humano. Si no lo hace, no es útil, no importa qué tan sofisticada sea”. Lo importante no es tener todas las herramientas, sino saber por qué las elegimos, para quién y con qué propósito.
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IA e inteligencia humana no compiten, se complementan.
Aunque muchas veces se presenta a la inteligencia artificial como una amenaza, lo cierto es que su potencial surge cuando se integra con el talento humano. La IA no busca reemplazar nuestra creatividad, intuición o criterio, sino potenciar lo que somos capaces de hacer. No se trata de competir, sino de encontrar una sinergia entre lo tecnológico y lo humano.
En Compensar, como lo explica Juan Carlos García, “entendemos que el talento humano es un pilar fundamental para cualquier desarrollo tecnológico. Por eso, trabajamos bajo cuatro ejes clave”:
- Adopción consciente de la tecnología: debe verse como una aliada que acompaña, no como un reemplazo. Es ese cómplice que permite hacer entregas de manera más eficiente y oportuna.
- Conexión humana con la IA: cada persona construye su propia relación con esta herramienta. Lo importante es que esa conexión sea natural y basada en la confianza.
- Empoderamiento y democratización: la tecnología debe estar al alcance de todos. No se trata de temerle, sino de comprenderla, usarla y convertirla en una aliada cercana que suma en los procesos.
- Usabilidad y sostenibilidad: no basta con adoptar nuevas herramientas, también hay que darles vida, mantenerlas vigentes y asegurar que realmente agreguen valor a lo que hacemos.
Es importante entender que la IA facilita procesos, ofrece inspiración o automatiza tareas repetitivas, pero la visión y sensibilidad siguen siendo humanas. Ahí es donde la tecnología alcanza su mayor valor: cuando amplifica nuestra capacidad de crear, decidir y transformar.
¿Estás listo para construir una cultura organizacional donde la IA sea tu aliada estratégica?
No te pierdas el conversatorio completo y descubre cómo lograrlo: