Vivir con Parkinson implica retos significativos, pero también ofrece oportunidades para cuidar el bienestar y sentirse mejor. Las rutinas de movilidad en casa son una herramienta valiosa que ayuda a mantener el cuerpo y la mente activos. ¡Descúbrelas!
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta progresivamente el sistema nervioso. Se trata de una condición que, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019, afecta a más de 8,5 millones de personas en el mundo. La mayoría de los pacientes son hombres y adultos mayores, aunque también puede presentarse en personas más jóvenes.
Sin embargo, ¿sabías que mantenerse activo puede ser una de las mejores formas de mejorar la calidad de vida de quienes viven con Parkinson? Aunque esta enfermedad representa varios desafíos, hay algo que sigue estando en sus manos: el poder de la movilidad. Desde ejercicios sencillos que se pueden realizar en casa hasta rutinas que fortalecen tanto el cuerpo como la mente, cada acción cuenta para mejorar las condiciones del paciente.
¿Te interesa conocer qué ejercicios pueden contribuir al bienestar de quienes viven con Parkinson? Sigue leyendo y descubre cómo una rutina adecuada puede mejorar su calidad de vida.
¿Qué es el Parkinson?
Según la doctora Lina Monroy, especialista en Epidemiología Clínica y Gerencia en Salud de Compensar, el Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente al movimiento. Ocurre cuando se daña una parte del cerebro encargada de producir dopamina, una sustancia esencial para coordinar los movimientos corporales.
¿Por qué mantenerse activo es clave en pacientes con Parkinson?
Para las personas con Parkinson, el movimiento es una herramienta poderosa para mejorar su bienestar. Como lo explica la doctora Lina Monroy, mantenerse activo físicamente aporta múltiples beneficios, entre ellos:
- Mejora la movilidad y la flexibilidad.
- Ayuda a mantener el equilibrio y la coordinación.
- Reduce la rigidez muscular y la lentitud de movimientos.
- Mejora el estado de ánimo y la calidad del sueño.
- Contribuye a la independencia y la calidad de vida del paciente.
- Puede ayudar a ralentizar la progresión de algunos síntomas motores.
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5 ejercicios recomendados para la rehabilitación en casa
No se necesitan grandes equipos ni espacios para empezar. Desde casa, se pueden hacer ejercicios sencillos pero muy útiles. La doctora Monroy sugiere incluir:
1. Estiramientos suaves
Ayudan a mejorar la flexibilidad y reducen la rigidez muscular. Se recomienda estirar las piernas, brazos y cuello de manera suave, sin forzar los movimientos.
2. Caminatas
Caminar es un ejercicio simple pero efectivo para mejorar la movilidad. Realizar caminatas cortas, concentrándose en mantener una postura erguida, ayuda a mejorar la marcha y evitar que se altere el paso debido al Parkinson.
3. Ejercicios de coordinación
Movimientos que impliquen la coordinación de manos y pies, como tocar los dedos de los pies con las manos o movimientos alternos de brazos y piernas, pueden ayudar a mantener la agilidad y el control del cuerpo.
4. Respiración profunda y relajación
La respiración controlada mejora el bienestar y ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Los ejercicios de respiración son muy beneficiosos para los pacientes con Parkinson.
5. Ejercicios de fortalecimiento
Los ejercicios de bajo impacto, como levantar pesas ligeras o usar bandas de resistencia, ayudan a mantener la fuerza muscular, lo cual es esencial para contrarrestar la debilidad muscular que puede acompañar a la enfermedad.
Lo ideal, según la doctora Lina Monroy “es hacerlo al menos 5 días a la semana, durante 30 a 60 minutos por sesión. Lo importante es mantener la constancia y adaptar cada rutina al ritmo de cada persona”.
Ten en cuenta…
Estas consideraciones son importantes para una rehabilitación segura en casa:
- Consultar con un profesional de la salud: antes de iniciar cualquier rutina, es clave consultar con un profesional de la salud o fisioterapeuta para adaptar los movimientos según las necesidades individuales del paciente.
- Comenzar despacio: es fundamental iniciar las rutinas de ejercicio de manera gradual y aumentarlas de forma progresiva. No se deben realizar movimientos bruscos ni forzar el cuerpo.
- Entorno seguro: asegúrate de que el espacio donde se realicen los ejercicios sea seguro, sin obstáculos que puedan causar caídas.
- Escuchar al cuerpo: si el paciente siente dolor o malestar, es importante detenerse y consultar con un profesional.
En este proceso es clave la motivación y el acompañamiento. “Contar con el apoyo de la familia, cuidadores o profesionales de la salud marca la diferencia. Cada rutina debe adaptarse a las capacidades individuales de la persona, asegurando un enfoque personalizado y seguro, siempre es recomendable consultar con un médico o fisioterapeuta antes de comenzar una nueva actividad”, destaca la doctora Lina Monroy.