Tras la pérdida de su madre, Gloria Coy descubrió que la partida de un ser querido puede convertirse en una fuerza para comenzar de nuevo. Súmate a estas nuevas historias que inspiran.
Gloria Coy sabe lo que es entregarlo todo por alguien. En Historias que inspiran, su vida es un testimonio de amor y resiliencia. Durante años, su mundo giró en torno al cuidado de su madre, María Helena, una mujer fuerte y valiente, con una sonrisa que jamás se apagó, incluso en medio de las dificultades.
“Mi madre era una mujer muy guerrera, la admirábamos demasiado porque nunca la escuchábamos quejarse, y Dios me dio la oportunidad de estar con ella hasta el final”, recuerda Gloria, con gratitud.
El duelo que abrió una nueva etapa
Como muchas historias que inspiran, la de Gloria también está marcada por una pérdida dolorosa: la de su madre. Tras años de cuidado incondicional, se enfrentó al vacío que dejó su ausencia. Sin embargo, junto a su hermana, emprendió un camino para reencontrarse consigo misma.
Así, gracias a la alianza entre Compensar y la Secretaría de la Mujer, Gloria descubrió que, tras cuidar de otros, también había un espacio para cuidar de sí misma. Este proceso le permitió encontrar nuevas pasiones y retomar actividades que antes parecían impensadas en su vida.
De cuidadora a protagonista de su propia historia
Actualmente, Gloria tiene 66 años y, aunque gran parte de ellos los dedicó al cuidado de su madre, hoy sabe que aún le queda mucho por vivir. Participar en programas de formación, actividades recreativas y talleres le ha permitido explorar pasiones que desconocía.
“Uno cree que solo está para servir a los demás, pero también es bonito darse cuenta de que merecemos tiempo para nosotras mismas”, afirma con una sonrisa.
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Manzanas del Cuidado: un espacio para renacer
En este proceso, Gloria conoció las Manzanas del Cuidado, una iniciativa pensada para que personas cuidadoras puedan acceder a servicios, talleres y espacios de descanso. Allí encontró mucho más que actividades: halló un lugar donde se sintió escuchada, valorada y acompañada.
Participó en cursos, actividades recreativas y encuentros con otras cuidadoras que, como ella, habían dedicado gran parte de su vida a un ser querido. Ese intercambio de experiencias le dio confianza para empezar a verse como protagonista de su propia historia.
Un mensaje que inspira
Actualmente, Gloria honra la memoria de su madre con acciones que celebran la vida. Su historia demuestra que el cuidado no termina con la partida de un ser querido, sino que puede convertirse en un motor para cuidar de nuestra propia vida.
Como ella misma afirma: “Mi mamá me enseñó a ser fuerte, y ahora esa fuerza es para mí”.
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