La hipertensión es una condición común en personas mayores de 60 años y puede pasar desapercibida hasta causar problemas graves. Conocer sus señales y cómo manejarla es clave para proteger tu corazón y tu calidad de vida.
Después de los 60 años, uno de los desafíos más frecuentes es la hipertensión, una condición que suele aparecer sin síntomas claros, pero que puede afectar de manera significativa la salud si no se detecta y controla a tiempo. Por eso, estar alerta y tomar medidas es clave para reducir el impacto que pueda tener esta afección.
Aunque puede pasar desapercibida por mucho tiempo, la hipertensión puede causar aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y problemas renales, lo que la convierte en un enemigo silencioso, especialmente en la etapa de la adultez mayor.
De hecho, se estima que más del 60% de los adultos mayores de 60 años tienen presión arterial elevada. En Colombia, un estudio publicado en BMC Public Health reportó que la prevalencia estandarizada por edad de hipertensión arterial en la población de 60 años o más es del 57,7%, lo que refleja la magnitud de la hipertensión.
Entender la hipertensión es el primer paso para prevenir sus complicaciones. Descubre cómo identificarla y qué hacer para mantenerla controlada después de los 60 años.
¿Qué es la hipertensión?
De acuerdo con el doctor Carlos Sánchez, asesor de la cohorte cardiovascular de Compensar, “la hipertensión arterial es una condición en la que la fuerza con la que la sangre empuja las paredes de las arterias se mantiene elevada de forma constante”. Esta presión alta obliga al corazón a trabajar más de lo normal para bombear sangre al resto del cuerpo, lo que, con el tiempo, puede dañar órganos vitales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que, “se considera hipertensión cuando la presión sistólica (el número más alto) es igual o superior a 140 mmHg, y/o la presión diastólica (el número más bajo) es igual o superior a 90 mmHg” Estos valores son claves para detectar esta afección a tiempo y evitar complicaciones graves.
Por eso, “es fundamental que las personas mayores de 60 años revisen su presión con regularidad, incluso si se sienten bien, ya que la hipertensión suele avanzar de forma silenciosa, sin causar síntomas evidentes”, destaca el doctor Carlos Sánchez.
Riesgos de no tratar la hipertensión
Cuando la hipertensión no se detecta o no se trata de forma adecuada en adultos mayores, puede tener consecuencias graves para la salud. Al mantenerse la presión arterial elevada de manera constante, se ejerce un mayor esfuerzo sobre el corazón, los vasos sanguíneos y otros órganos vitales, lo que incrementa el riesgo de:
- Enfermedades cardiovasculares: como infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca, debido al desgaste progresivo del corazón.
- Accidente cerebrovascular (ACV): la presión alta puede provocar la ruptura o bloqueo de vasos en el cerebro, causando daño neurológico permanente.
- Enfermedad renal crónica: los riñones, al verse afectados por la presión elevada, pueden perder su capacidad de filtrar correctamente los desechos del cuerpo.
- Deterioro cognitivo y demencia: el flujo sanguíneo inadecuado hacia el cerebro puede acelerar la pérdida de funciones cognitivas, afectando la memoria, el juicio y la independencia.
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¿Cómo reconocer la hipertensión?
La hipertensión suele ser silenciosa y no presentar síntomas evidentes; Sin embargo, en algunos casos, pueden aparecer señales que conviene no ignorar, como:
- Dolores de cabeza intensos.
- Mareos.
- Visión borrosa.
- Dolor en el pecho.
- Dificultad para respirar.
- Hemorragias nasales.
“Es importante recordar que estos síntomas no siempre se manifiestan, por lo que la única forma segura de detectar la hipertensión es mediante controles regulares de la presión arterial”, destaca el doctor Carlos Sánchez.
Hábitos clave para controlar y prevenir la hipertensión después de los 60
Adoptar hábitos saludables es clave para mantener la presión arterial bajo control y prevenir la hipertensión en la adultez mayor. Estos cambios no solo benefician el corazón, sino que también mejoran el bienestar general:
- Dieta equilibrada: prioriza el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y lácteos bajos en grasa. Estos alimentos aportan nutrientes esenciales y ayudan a controlar el peso y la presión arterial.
- Reducción de sodio: limita la sal en tus comidas, ya que un exceso puede elevar la presión arterial. Busca alternativas naturales para sazonar tus platos, como hierbas y especias.
- Actividad física regular: realiza ejercicios moderados como caminar, nadar o andar en bicicleta al menos 30 minutos al día, cinco veces a la semana. Esto fortalece el corazón y mejora la circulación.
- Control del peso: mantener un peso saludable reduce la carga sobre el corazón y disminuye el riesgo de hipertensión.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco: ambos hábitos pueden aumentar la presión arterial y dañar los vasos sanguíneos.
- Manejo del estrés: practica técnicas de relajación como la respiración profunda, el mindfulness o el yoga para mantener la mente y el cuerpo en equilibrio.
Tratamientos de Compensar para pacientes con hipertensión
Compensar cuenta con el Programa de Atención Específica Integral (AEI), que acompaña a los pacientes con hipertensión en cada etapa. Ofrece controles médicos regulares, seguimiento personalizado y herramientas prácticas para el autocuidado, enfocándose en el manejo efectivo de la enfermedad y el apoyo continuo del equipo de salud y las redes especializadas.
No esperes más para cuidar tu salud. Consulta con tu médico y accede al acompañamiento integral que te ofrece Compensar.
